Concentrarse es fijar la mente en un objeto (normalmente estático, carente de movimiento) de modo que no se aleje o se distraiga de él.
Es una facultad o capacidad mental que es muy útil ejercitar o cultivar para aumentarla y mejorarla, además de estar estrechamente ligada a la facultad de la atención, pues el estar atento a un objeto supone el poder fijar la mente en él el tiempo necesario para ir percibiendo sus matices, capas y detalles, para "experienciarlo" o conocerlo cabalmente, en definitiva.
Es una facultad o capacidad mental que es muy útil ejercitar o cultivar para aumentarla y mejorarla, además de estar estrechamente ligada a la facultad de la atención, pues el estar atento a un objeto supone el poder fijar la mente en él el tiempo necesario para ir percibiendo sus matices, capas y detalles, para "experienciarlo" o conocerlo cabalmente, en definitiva.
Por tanto, cultivar la concentración es necesario para cultivar la Atención Plena, además de que la concentración, al fijar la mente en un objeto apropiado para ello, calma o extingue por completo la agitación mental, la ansidedad, el temor, la somnolencia excesiva y otras emociones y fenómenos mentales indeseables o inapropiados para muchas de las situaciones que vivimos a diario.
En esta entrada de hoy, voy a compartir con vosotros y vosotras un ejercicio básico de cultivo de la concentración, cuya práctica regular aporta mayor dominio de dicha facultad de la mente, además de calma (incluso paz interior en no pocas ocasiones).