¿Quién, en su sana aspiración de disfrutar de la vida, no desea tener riqueza, abundancia y sentirse plenamente satisfecho? La vida es, en muchos sentidos, puro potencial o posibilidad, y como somos seres sensibles (conscientes y sintientes), deseamos de forma espontánea tener una existencia feliz y carente de sensaciones desagradables y de necesidades insatisfechas. Es una aspiración muy natural y sana en todo ser humano normal, sin duda y, como tal, no tiene nada de malo.
Lo que puede que no esté ya tan claro es en qué consisten las verdaderas riqueza y plenitud en la vida.
En nuestras sociedades mercantiles, la riqueza y la abundancia se conciben ante todo como la posesión de un gran número de bienes de uso y consumo, o bien de dinero, que puede darnos acceso a cualquiera de aquellos. Y eso, de nuevo, no es nada malo. Es mejor ser muy rico en dinero y bienes de uso y consumo que ser muy pobre en cualquiera de ellos, obviamente, ya que esto último nos pondría en una situación en que a duras penas tendríamos cubiertas nuestras necesidades más básicas. Y sin las necesidades básicas bien cubiertas, me temo que es imposible ser feliz y disfrutar de la existencia; es más, en los casos más extremos, sencillamente es imposible seguir vivo.
Pero... ¿Realmente el poseer muchos bienes de ese tipo proporciona de por sí una existencia percibida o vivida como rica (o enriquecedora) y satisfactoria?
Lo que puede que no esté ya tan claro es en qué consisten las verdaderas riqueza y plenitud en la vida.
En nuestras sociedades mercantiles, la riqueza y la abundancia se conciben ante todo como la posesión de un gran número de bienes de uso y consumo, o bien de dinero, que puede darnos acceso a cualquiera de aquellos. Y eso, de nuevo, no es nada malo. Es mejor ser muy rico en dinero y bienes de uso y consumo que ser muy pobre en cualquiera de ellos, obviamente, ya que esto último nos pondría en una situación en que a duras penas tendríamos cubiertas nuestras necesidades más básicas. Y sin las necesidades básicas bien cubiertas, me temo que es imposible ser feliz y disfrutar de la existencia; es más, en los casos más extremos, sencillamente es imposible seguir vivo.
Pero... ¿Realmente el poseer muchos bienes de ese tipo proporciona de por sí una existencia percibida o vivida como rica (o enriquecedora) y satisfactoria?
La práctica habitual de Vipassana, así como la experiencia propia y ajena respecto a este asunto, me han convencido de que no es así y de que, salvo situaciones realmente extremas de carencia de lo más básico para la vida humana en condiciones mínimas de dignidad, la felicidad, la riqueza y la plenitud consisten más bien, en realidad, en tener la capacidad de saborear cada instante de la existencia, de saber detectar lo bueno de cada momento vivido según está transcurriendo y de saborearlo o experimentarlo plenamente, así como de saber encajar y "digerir", sin que nos afecten o dañen de forma seria o permanente, los malos momentos, las decepciones, el dolor y las frustraciones cuando se presenten (y siempre lo hacen, antes o después y por más o menos tiempo, como lo hacen también los buenos momentos y las experiencias gratas, sin necesidad de que busquemos a propósito ninguna de ellas. La vida nos las "dispensa" ampliamente sin tener que contar en modo alguno con nuestro permiso o deseo).
Podría expresarlo en pocas palabras así: "La verdadera riqueza no la constituye cuanto poseemos, sino cuanto saboreamos".
Bajo este punto de vista, es más rico en realidad quien más "jugo" es capaz de saborear en cada instante vivido, en cada "aquí y ahora" en que consiste o se despliega su vida, su existencia, para lo que necesita dominar en buena medida el arte y la ciencia de estar plenamente presente, despierto, lúcido, sereno y bien predispuesto en cada instante de su existencia y sabiendo contribuir a experienciarlo de forma constructiva y favorable para su felicidad, satisfacción y la de los demás (sobre todo las de aquellos más cercanos y a quienes más ama o con los que se siente más unido).
Contribuir a construir una experiencia grata, positiva o enriquecedora con cada instante que la existencia nos dispensa depende ante todo, como ya hemos dicho anteriormente, del tipo de "discurso" que elaboramos en nuestra propia mente sobre lo que nuestra vida es y sobre las experiencias vividas o por vivir. Por tanto, pasa por la voluntad y la capacidad de controlar nuestros pensamientos, en vez de ir "a rebufo" de cualquier pensamiento que surja de forma espontánea en nuestra mente.
Se trata de un hábito que hemos de crear a base de consciencia sobre nuestros pensamientos más habituales y de entrenamiento para cambiar nuestros discursos mentales negativos, de derrotismo, autocompasión, desesperanza, pesimismo, etc., por otros mucho más realistas y positivos, no basados en temores, sino en el potencial real de cada situación (que siempre tiene alguno positivo, por insignificante que nos parezca cuando estamos abatidos o cansados, o cuando tenemos unas expectativas poco realistas) y de nosotros mismos, de forma realista y con los pies en el suelo, en vez de teniendo nuestra mente, por medio de nuestros pensamientos, "en las nubes" o, por el contrario, en un profundo pozo.
Las verdaderas riqueza y plenitud, que son las que nos permiten SENTIR nuestra existencia como rica, plena y satisfactoria, no tienen por tanto sólo una base objetiva o material, sino también una base mental, subjetiva, psicológica, que es la capacidad individual de vivir sana y plenamente cada instante; capacidad que se cultiva y desarrolla de forma muy exitosa con la práctica de los ejercicios de Vipassana, Mindfullness o Atención Plena, los cuales nos educan progresivamente y con suavidad para tomar una actitud mucho más sana, despierta, feliz y eficiente ante nuestra vida.
¡Hazte rico de verdad! Cultiva tu mente para que sea capaz de saborear mucho más de cada instante de tu vida, independientemente de que tengas más o menos bienes materiales. Tendrás así más riqueza y abundancia de vida, comunicación, amor y gozo, de plenitud y de satisfacción; y, además, en nada será eso impedimento para que, al mismo tiempo, obtengas riqueza material si así puedes o deseas hacerlo. Nada perderás con hacerlo y, en cambio, podrás ganar mucho más de lo que imaginas si te pones a ello.
En tu mano está; y este blog y yo estamos para ayudarte a lograrlo.
¡Hasta pronto!
Podría expresarlo en pocas palabras así: "La verdadera riqueza no la constituye cuanto poseemos, sino cuanto saboreamos".
Bajo este punto de vista, es más rico en realidad quien más "jugo" es capaz de saborear en cada instante vivido, en cada "aquí y ahora" en que consiste o se despliega su vida, su existencia, para lo que necesita dominar en buena medida el arte y la ciencia de estar plenamente presente, despierto, lúcido, sereno y bien predispuesto en cada instante de su existencia y sabiendo contribuir a experienciarlo de forma constructiva y favorable para su felicidad, satisfacción y la de los demás (sobre todo las de aquellos más cercanos y a quienes más ama o con los que se siente más unido).
Se trata de un hábito que hemos de crear a base de consciencia sobre nuestros pensamientos más habituales y de entrenamiento para cambiar nuestros discursos mentales negativos, de derrotismo, autocompasión, desesperanza, pesimismo, etc., por otros mucho más realistas y positivos, no basados en temores, sino en el potencial real de cada situación (que siempre tiene alguno positivo, por insignificante que nos parezca cuando estamos abatidos o cansados, o cuando tenemos unas expectativas poco realistas) y de nosotros mismos, de forma realista y con los pies en el suelo, en vez de teniendo nuestra mente, por medio de nuestros pensamientos, "en las nubes" o, por el contrario, en un profundo pozo.
Las verdaderas riqueza y plenitud, que son las que nos permiten SENTIR nuestra existencia como rica, plena y satisfactoria, no tienen por tanto sólo una base objetiva o material, sino también una base mental, subjetiva, psicológica, que es la capacidad individual de vivir sana y plenamente cada instante; capacidad que se cultiva y desarrolla de forma muy exitosa con la práctica de los ejercicios de Vipassana, Mindfullness o Atención Plena, los cuales nos educan progresivamente y con suavidad para tomar una actitud mucho más sana, despierta, feliz y eficiente ante nuestra vida.
¡Hazte rico de verdad! Cultiva tu mente para que sea capaz de saborear mucho más de cada instante de tu vida, independientemente de que tengas más o menos bienes materiales. Tendrás así más riqueza y abundancia de vida, comunicación, amor y gozo, de plenitud y de satisfacción; y, además, en nada será eso impedimento para que, al mismo tiempo, obtengas riqueza material si así puedes o deseas hacerlo. Nada perderás con hacerlo y, en cambio, podrás ganar mucho más de lo que imaginas si te pones a ello.
En tu mano está; y este blog y yo estamos para ayudarte a lograrlo.
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