viernes, 31 de julio de 2015

Ama, saborea y conoce, en plenitud, lo que hay aquí y ahora.

La vida es compleja. En ella suceden tantas cosas simultáneamente... En nuestra mente, en el entorno, en otras personas, en otros lugares... No hay un solo instante de vacío, en el que algo no esté sucediendo en alguna parte; en todas, en realidad; todo en perpetuo cambio, en constante movimiento, siendo cada "cosa" lo que es tan solo un instante para, inmediatamente, dejar su lugar a algo total o parcialmente distinto, que sirve de base y de condición para que surjan otras "cosas" tan sólo un instante; y así sin principio ni final aparente.

Lo único que parece ser mínimamente estable es que, mientras vivimos, vamos percibiendo, conociendo y experienciando muchas de las cosas que suceden en cada instante, que por más numerosas y diversas que sean, son tan solo una ínfima fracción de la totalidad de fenómenos que acontecen en la realidad en cada momento y lugar. Sólo se trata de la pequeña porción de realidad que percibimos como individuos dotados de mente o de consciencia.

Mientras existimos, esa capacidad nos acompaña siempre; más o menos desarrollada; más o menos lúcida; más o menos deseada o sentida, ya que tampoco ella es permanente ni estable y varía de un instante a otro; pero, de un modo u otro, mientras existimos, está ahí, como nuestra compañera más inseparable, incluso cuando ante un dolor abrumador desearíamos que desapareciera al menos por unos instantes, unas horas o unos días, quizás. 

Nuestra mente no para de percibir porciones de realidad (objetiva y subjetiva) ni siquiera en el sueño profundo ni, parece ser, tampoco en los estados de "inconsciencia" por profundos que parezcan ser vistos por un observador desde fuera. Salvo que se demuestre lo contrario, parece ser que sólo cesa por completo con la muerte; aunque, por motivos que no vienen al caso en este blog, yo creo que nunca desaparece para siempre y termina por resurgir, de un modo u otro, con una infinidad de formas diferentes; quizás un poco como el Ave Fénix. Pero esa es otra historia.



Así, nuestra existencia se despliega y se vive en realidad instante a instante... e instante a instante se saborea... o se pierde. El instante ido nunca regresa, pues el siguiente ya no es idéntico al que se acaba de ir, dejando su lugar al nuevo, que es el que, aquí y ahora, "toca" vivir.

Lo que experienciamos puede ser, básicamente, agradable, desagradable o "neutro" (ni especialmente agradable, ni especialmente desagradable); pero siempre es instantáneo; o, lo que es lo mismo, lo experienciamos sólo aquí y ahora; incluso si lo que experienciamos es nuestra cháchara mental, esa realidad virtual (falsa, por tanto, aunque se base en la realidad e, incluso, a veces la refleje muy fielmente -rara vez, la verdad-) que creamos casi constantemente en nuestra cabeza, pero que no por ser virtual y existente sólo en nuestra cabeza deja de afectarnos como si fuera la "verdadera realidad", que pasa de largo mientras seguimos "a lo nuestro".

Tanto se parece esa realidad virtual, hecha en nuestra mente o cabeza a base de nuestros pensamientos, conceptos, conclusiones, juicios, opiniones, creencias, recuerdos, anhelos, esperanzas, expectativas, etc., a la realidad "verdadera" que casi nunca nos damos cuenta de que es en la que estamos viviendo casi constantemente, tomándola por la verdadera realidad incuestionable y definitiva.

Y mientras, las personas, las cosas, los lugares, los fenómenos reales, pasan instante a instante sin ser percibidos por completo (o en absoluto, en los casos más extremos), tapados o distorsionados por ese mundo virtual creado en nuestra cabeza.

Tan a menudo amamos, cuidamos, atendemos, mimamos, "manejamos", odiamos, rumiamos, bregamos y conocemos (casi nunca cabalmente, a conciencia y con precisión) ese mundo mental, virtual, que descuidamos, sin darnos ni cuenta, a las personas, las cosas, los lugares y los fenómenos que realmente están presentes instante a instante ante nosotros, aquí y ahora, mientras estamos convencidos -a fuerza de puro hábito- de que lo que estamos amando, cuidando, atendiendo, manejando, odiando, rumiando, bregando y conociendo sólo en nuestra cabeza es más real que lo que sí está aconteciendo aquí y ahora de verdad, y no sólo en nuestra cabeza.

Y mucho me temo que si no amas, atiendes, cuidas, saboreas y conoces en plenitud lo que quiera que "la vida" te presente aquí y ahora, sea esto lo que sea, no habrás amado, atendido, cuidado, saboreado y conocido en plenitud (ni de ninguna manera) nada en realidad; o nada real al menos.

No permitas que eso te pase a ti, por favor; pues entonces estarás dejando escapar, pasar la verdadera vida, la única que tienes y que puedes vivir, gozar, sufrir y manejar de verdad, mientras que a cambio vives en buena parte una gran mentira, de apariencia muy real y convincente, construida en tu cabeza.

Procura, te lo ruego, por tu propia plenitud y felicidad, entrenarte y acostumbrarte a vivir y atender con plena conciencia y hasta amor lo que quiera que sea que tengas de verdad en tu vida aquí y ahora, sea lo que sea y como sea, pues en realidad no tienes nada más; y no digamos ya a las personas reales (empezando por ti mismo), con sus virtudes y carencias, defectos o limitaciones reales, que la vida te presenta en cada momento y lugar; pues si no, me temo que sólo habrás vivido y atendido algo y a alguien inexistentes más allá de los límites de tu propia mente, de tu propia cabeza. 

Y créeme si te digo que, por brillante que la tengas, tu cabeza es una porción ridícula de la realidad y de cuanto puedes vivir, amar, cuidar, atender, saborear y conocer de verdad y en plenitud. Pero, gracias a ella, a tu cabeza, a tu mente, si la entrenas debidamente, puedes vivir, amar, atender, cuidar, manejar, saborear y conocer en plenitud un mundo mucho más real, intenso, interesante y grande del que jamás puedas llegar a imaginar. Será el mundo real, el de aquí y ahora.

Eso es cuanto, en resumen, he aprendido practicando la Atención Plena en mi vida desde hace tantos años; y eso es lo que, en esencia, te quiero transmitir, quiero compartir contigo mediante este blog.

Espero que te sirva tanto como a mí me sirve para hacer la propia vida más bonita, plena, enriquecedora y feliz. No te hará perfecto. No esperes eso, pues te decepcionarías. Seguirás siendo inmensa y maravillosamente humano e imperfecto; simplemente serás un ser humano más auténtico, más "humano" y más feliz, lo que no es poco.

Cuando leas este blog y practiques lo que en él muestro o vayas a mis clases, nunca olvides, por favor, que eso es lo menos que se consigue con la Atención Plena seriamente cultivada. Te lo aseguro, pues sólo te transmito lo que sé por experiencia propia y directa.

La elección es tuya, tanto como lo es el potencial para lograrlo.

¡Que tengas un buen día! 







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